jueves, 25 de marzo de 2021

Os doy la bienvenida a Cajón Sororo

El 21 de diciembre de 2018, la Real Academia Española de Lengua por fin reconoció la palabra sororidad, con la siguiente definición: 


    1. f. Amistad o afecto entre mujeres. 
    2. f. Relación de solidaridad entre las mujeres, especialmente en la lucha por su empoderamiento.
    3. f. En los Estados Unidos de América, asociación estudiantil femenina que habitualmente cuenta con una residencia especial. 


Demasiado tardó la RAE en añadir esta palabra, largamente utilizada y demandada, que ya había sido reivindicada por Miguel de Unamuno en 1921 en las páginas de La tía Tula


Tras muchos años leyendo sobre feminismo, y formándome ahora en Igualdad por la UNED, sororidad ha sido siempre la palabra que más ha resonado conmigo. Y creo que lo ha hecho porque me parece la base de la lucha feminista, una perfecta condición que todas las mujeres podemos alcanzar con cierta facilidad ahora, independientemente de nuestras creencias y del grado de implicación que tengamos en el feminismo. La sororidad es el sentimiento más compasivo que podemos sentir hacia las demás mujeres, independientemente de la opresión que las atraviese, e incluso puede ser una herramienta de compresión hacia aquellas mujeres que, aún siendo más privilegiadas que nosotras, siguen sufriendo la opresión que el patriarcado nos impone a todas, aunque ni ellas mismas sean conscientes. Sí, hablo de las mujeres con machismo interiorizado. 


He aprendido en estos años que no hay un único feminismo, sino que hemos de hablar de feminismos. Incluso aunque hablemos de feminismo interseccional, cada uno de los feminismos que enmarca ese término tienen sus propias luchas. Es probable que a las mujeres blancas se nos escape la profundidad de las reivindicaciones de las mujeres racializadas, pero no por ello pierden su legitimidad. Y nos encontraremos un feminismo abolicionista, que pretende la abolición de la prostitución, y un feminismo que no entiende la lucha sin las prostitutas. Y está bien, todo lo que suponga luchar contra el patriarcado, nos acerca a la igualdad. Creo que no debemos olvidar que todas estamos en la misma lucha y que «la de al lado es compañera, no competencia». 


Una de las herramientas que los hombres han utilizado contra las mujeres ha sido la fraternidad. El poder reunirse, apoyarse, ayudarse, auparse, guiarse y conspirar les ha facilitado la construcción de su propia identidad y la del conjunto, y construir un argumentario sólido y unificado contra las mujeres una vez las tienen enfrente. El machismo no tiene corrientes, ni grupos segregados enfrentándose entre sí. Es el status quo que todo el mundo conoce muy bien y que incluso muchas mujeres temen perder y defienden. Para combatirlo, es necesario hacerlo desde un frente común, no desde la escisión. Es imperativo que las mujeres utilicemos la comprensión y la compasión para escuchar a nuestras hermanas, para tratar de entender de dónde nacen las demandas e ideales de cada una, para encontrar el consenso y avanzar, y no quedarnos estancadas en la lucha interna (que, por otro lado, es muy necesaria para fomentar la autocrítica y la mejora). 

Amigas por Madrid. Fotografía de Elena Castro.

Pero, más allá de la lucha política pública, es necesario que en nuestra vida privada practiquemos la sororidad, porque ya bastantes etiquetas y sambenitos nos cuelga el patriarcado como para contribuir nosotras mismas a ello. Piensa en las mujeres que te rodean y en la relación que tienes con ellas. Ahora, piensa en aquellas mujeres que te despiertan sentimientos negativos, aquella amiga con la que ya no tienes trato, esa cuñada con la que mantienes una relación distante, aquella famosa que has juzgado… ¿De dónde crees que nacen esos sentimientos? ¿Puede haber un juicio patriarcal en ellos, del que no has sido consciente? Si ejercitas tu compasión, ¿puedes entender el lugar desde el que han hecho aquello que te ha molestado? ¿Te gustaría ser comprendida por las demás mujeres si se diera el mismo caso? Si la respuesta es sí, quizá puedas ser tú la primera en empezar ese ejercicio de comprensión e indulgencia, y «ser el cambio que quieres ver en el mundo». 


Pues de esto va Cajón Sororo, de ejercitar la comprensión y la compasión (¿has contado cuántas veces he dicho cada palabra? 😂), de crear un espacio seguro y cálido donde nuestra voz sea escuchada y nuestras inquietudes y preocupaciones tenidas en cuenta. ¿Que hay un guiño a Miriam Díaz Aroca y su Cajón Desastre? Ni confirmo ni desmiento 😂 


Quiero, por último, recordar que esto lo hago por mí, porque siempre he necesitado comunicarme, porque me gusta divulgar, porque quiero tener un lugar en el que verter y organizar todos los conocimientos que voy adquiriendo sobre feminismo e igualdad. Pero también quiero que te aproveches de este espacio como mejor te convenga. Que tomes aquella información que te atañe, que te replantees lo que quieras, y que te sientas acompañada y escuchada. La crítica será bienvenida, siempre que nazca del cariño y de la intención de aportar. 


¿Qué me dices? ¿Nos veremos por aquí?

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